lunes, 19 de abril de 2021

La familia y el deber de corrección de los hijos

Luis Alberto Sánchez decía que Inglaterra era una nación donde los vínculos familiares aun se mantenían y también la disciplina social en donde subsistía la palmeta del profesor al alumno. En cambio, en Estados Unidos donde se toleran los vínculos familiares esa práctica había desaparecido o atenuado en las grandes ciudades.

Esto no significa que un sistema u otro es el mejor, sino que todo depende, como decía Ortega y Gasset, "del hombre y de sus circunstancias".

El hecho es que la vida industrial es la que materialmente mata el afecto entre los padres y los hijos, porque los padres no están en el hogar, sino en el taller o en la oficina, y no tienen tiempo para convivir con sus hijos.

En cambio, la disciplina férrea crea alteraciones confundiendo el temor con el respeto, pero al mismo tiempo la falta de alguna disciplina acostumbra a que la libre voluntad del egoísmo sea la regla fundamental desde la niñez.

El problema es arduo y difícil.

Luis Alberto Sánchez decía que creció en una generación donde fueron tratados con relativa dureza y con relativa blandura. De vez en cuando había un golpe, pero generalmente había engreimiento.

En ese sentido, concluía que la vida está en eso en el término medio y la educación también. En el término medio entre la reprimenda y el alago, entre el engreimiento y el castigo, entre la promesa y la negación.

Otra cosa es sencillamente confundir los términos, de una manera que no está probado por los resultados de la civilización. 

Por ejemplo, sobre la familia china -leyendo a Lin Yutang- uno se da cuenta de que conviven los dos modos y la familia china como familia estaba dando buenos resultados. En las familias italianas aun se conserva el culto de la mamma, y la mamma da reprimendas a sus hijos, hasta inclusive cuando tienen sus nietos y bisnietos, porque es la mamma, es el núcleo familiar. En otras partes, la mamma desaparece apenas pare, entonces los niños se convierten en padres de sus padres.

Las conclusiones finales de los sociólogos, médicos y demás, solo tienen el resultado de una investigación, como todas objetivo-subjetivas. Lo objetivo lo dan los hechos de afuera y lo subjetivo el criterio de quien los interpreta.