El retorno del cielo y el camino al infierno.
"La vida es la distancia entre dos nadas".
¿Quién era ella? Él solo recuerda sus ojos, la profundidad de sus ojos, el contorno de sus ojos, la claridad de sus ojos, el color de sus ojos y la mirada que desprendía de aquellos ojos. Ojos llenos de vida.
Él recuerda que, durante el inicio de su vida universitaria, reconoció un sentimiento que no conocía, ocasionado por la presencia y actitud de una mujer que desafió y remeció sus cimientos. Ese sentimiento, al intentar conocerlo, controlarlo y atraparlo, terminó socavándolo, al final, lo llevó a un espiral sin salida, tan tenebroso como el interior del remolino de los huracanes. Él solo era un niñato.
Ella, le correspondió, lo siguió, se sometió. Se alejó y volvió. Puso su destino en él. Al final, destruida, lamió sus heridas y se fue. Construyó una vida completamente diferente a los sueños que planeó, pero vida al fin y al cabo.
Él, atormentado, durante mucho tiempo, asumió la carga de las consecuencias. Así, retorcido por la locura de sus pensamientos, juró que no volvería a caer en ese juego. Maduró. Vivió prolongados periodos de soledad y cortas estancias en compañía.
A él, le costó olvidar, le costó asumir el peso de la responsabilidad de su decisión, pero la vida siguió.
...
Él, en un día y lugar cualquiera, luego de muchísimos años, en una actividad lúdica y de relajación, en un momento de distracción, vio unos ojos, una nueva mirada y todo cambió.
Ella, tiene mucha suerte, irá al cielo; mientras que él retornará del cielo y se irá camino al infierno.
JHP.